Para los que conocemos a Alberto (“Blon”) desde hace años, sabemos que es de esos seres entrañables que no dejan indiferentes a nadie. Siempre atento y tratando de ayudar a quien lo necesita; su bondad esconde una increíble capacidad para liderar, sirviendo a los demás, pues como él mismo recuerda uno de los lemas de San Ignacio de Loyola es : “En todo amar y servir”.
Blon nos habla de cómo surgió su amor por viajar, los disgustos que le ha dado a su pobre madre con algunas de sus aventuras, y como surgieron algunos de sus viajes: desde conducir hasta Mongolia un Ax descascarillado, cruzar la India y Nepal en moto rickshaw, atravesar el outback australiano en una furgoneta, o construir una balsa y remar por el Amazonas hasta Iquitos.
Sin duda, estamos ante una persona inspiradora, que no se rinde ante la adversidad; que se siente cómodo fuera de su zona de confort; que en una complicada expedición será el último en abandonarte y que desde hace años no para de acumular experiencias únicas e irrepetibles.
Alberto, Miguel de la Quadra-Salcedo reconoció en vida que su inquietud desde tan joven para viajar, conocer y descubrir se debía a la lectura de los clásicos como la Eneida, la Odisea, la Iliada…, ¿qué te ha impulsado a ti a tener ese espíritu tan aventurero?
Desde niño mis padres siempre nos han llevado con ellos en sus viajes. Probablemente haya sido uno de los mejores legados que nos hayan podido dejar. Dinero viajado, dinero bien gastado. Gran influencia tuvieron las aventuras loquísimas que me contaba mi padrino Carlo cuando era pequeño y bueno… supongo que los genes de su madre, mi tía SuperPaloma, también habrán influido para que quiera conocer mundo.
Me considero un coleccionista de experiencias, un viajero empedernido de espíritu inquieto. Me encuentro cómodo saliendo de mi zona de confort y del frame de la rutina. Es ahí donde pasan las cosas, con lo que te vas a quedar al final del día. Viajando te enfrentas constantemente a situaciones novedosas en las que se aprende mucho y se abre la mente.

Algunos amigos dicen que soy un aventurero. No necesito saber donde voy a dormir cada noche para emprender el camino. La incertidumbre no me molesta y eso es una gran ventaja porque se abre un abanico de posibilidades para explorar lugares muy interesantes. Pero fruto de las improvisaciones y de la toma de malas decisiones, me he tenido que enfrentar a algunos peligros que son parte de la aventura, pero no son deseables.
Así surgieron algunos viajes como el de conducir hasta Mongolia un Ax descascarillado, o cruzar la India y Nepal en moto rickshaw, o atravesar el outback australiano en una furgoneta, o construir una balsa y remar por el Amazonas hasta Iquitos.
Pobre mi madre, lo que ha tenido que aguantar, jajja

“Viajando te enfrentas constantemente a situaciones novedosas en las que se aprende mucho y se abre la mente”
¿Qué es lo que más te ha impresionado en tus viajes por el mundo?
La explanada de Gizzeh

Los templos nabateos de Petra

Conocer a Vicente Ferrer en Andra Prdesh

Correr una media marathon por el Sahara argelino

La mezquita de Djenee de arquitectura sudanesa a base de adobe y troncos de acacia

La llegada a Santiago de Compostela caminando desde O´Cebreiro

El calor de las misioneras de maría Mediadora en Malawi o las Teresianas en el Congo

El salar de Uyuni, Perito Moreno, los cenotes, las cataratas de Iguazú, Tikal, la cueva de los Tayos… Como decía Agustín de Foxá: Europa tiene la Historia y América la Geografía.
¿Cómo te sueles preparar antes de un viaje o expedición?
Una película, un libro, unas fotos en una red social o una buena conversación. Nunca sabes cuando te va a llegar la inspiración y vas a sentir unas irrefrenables ganas de querer conocer un lugar.
Soy un poco desastre y muchas veces viajo por impulsos. Compro el vuelo y sobre la marcha trato de documentarme sobre los sitios que a priori quiero conocer. Pero tratando de no generar demasiadas expectativas que solo pueden conducir a las frustraciones. Muchas veces tiendo a improvisar y simplemente echo a andar hasta perderme para después encontrarme. Trato de interactuar con la gente local pidiendo recomendaciones y provocando que ocurran cosas.

Cuando se acerca una expedición, trato de cuidarme y no hacer demasiado el bruto para no lesionarme porque soy bastante frágil y a menudo acostumbro a romperme algo que me puede dejar en tierra.

“Muchas veces tiendo a improvisar y simplemente echo a andar hasta perderme para después encontrarme. Trato de interactuar con la gente local pidiendo recomendaciones y provocando que ocurran cosas”
¿Cuál ha sido tu momento de mayor miedo en un viaje?, y ¿el momento de mayor felicidad?
He pasado algunos sustos bastante desagradables que no deseo a nadie.
Cuando me tuve que partir la cara con un ladrón que me robó el dinero y pasaporte en Katmandú.
Cuando me amenazó de muerte un tipo de dos metros en un puesto de control de la policía militarizada en la carretera mauritana de Buena Esperanza.
Cuando creí que había sido secuestrado por un beduino en el desierto jordano de Badi Rum
Cuando quise llamar a mi madre para despedirme porque pensaba que la avioneta en la que viajaba haciendo un raid por el sur de Europa, se iba a estrellar por las fuertes turbulencias. (No había cobertura)
Cuando descubrí una alergia que cerró mi glotis y casi me ahogo con unas monjitas en Lilongwe…
Por otra parte, en mis viajes he vivido experiencias increíbles que he disfrutado mucho y me han hecho vibrar con mucha intensidad.
Viajando con amigos se comparten vivencias y se disfrutan experiencias de gran complicidad.
Pero viajando solo estás más receptivo a lo que pasa alrededor y descubres muchas cosas de ti mismo que te sorprenden como determinadas reacciones ante situaciones inesperadas o la toma de decisiones tomadas por intuición. También aprendes a relativizar e identificar lo que realmente es importante, aunque a veces te equivocas. Ese viaje interior de descubrimiento personal también es apasionante.

La emoción de encarar desafíos soñados, exponerte a la incertidumbre, de mancharte las botas de barro… Hay lugares increíbles que consiguen despertar sensaciones que nos hacen sentir muy vivos. Contemplar lugares de postal, oler aromas desconocidos, degustar los sabores de distintas gastronomías, escuchar lenguas extrañas, vivir tradiciones extranjeras, aprender de otras culturas.

Podemos ilusionarnos al ver el escaparate de una agencia de viajes o pisar sobre el terreno y atrevernos a experimentar la adrenalina del vivir a través de todos los sentidos. Pero incluso un mismo destino puede suponer vivir experiencias muy distintas según el planteamiento del viaje y creo que la llave del éxito está en las personas que conozcas, los vínculos que creas, del compartir emociones.
Con los buenos momentos se disfruta pero de los malos momentos se aprende y se forja el carácter que es de lo que se trata esto.

¿Un viaje por cumplir?
De momento estoy programando un viaje por Camboya y Vietnam en Diciembre y otro a Indonesia en Febrero. Ahora con el foco puesto ahí, aunque en los últimos meses he estado explorando lugares increíbles del Perú, país donde resido desde hace siete años.
Pero queda mucho mundo por descubrir: Aurora boreal en el polo Norte, trineo de perros por Alaska, los templos de Lalibela en Etiopía, el monolito de Baalbek en Líbano, recorrer Africa en moto, atravesar la Amazonía en moto taxi, la Antártida, y una cuenta pendiente que tengo en Arequipa con el volcán Chachani de 6047m que pudo conmigo cuando intenté alcanzar su cumbre. Muchos proyectos en mente que me mantienen soñando.
Además, espero vivir lo suficiente como para poder participar en la inminente exploración espacial. No sé… Marte, La Luna… ¿y por qué no?
“En los últimos meses he estado explorando lugares increíbles del Perú, país donde resido desde hace siete años”
Sabemos que tienes un gran corazón y que siempre sacas tiempo para ayudar a los demás. ¿En qué proyectos estás ahora metido?
Yo estudié con los Jesuitas del Recuerdo en Madrid y desde muy pequeño nos hablaban de uno de los lemas de San Ignacio de Loyola: “En todo amar y servir”. Cosas que te dicen en los ratos muertos a las que no prestas demasiada atención. Que van calando gota a gota sin darte cuenta y cuando eres adulto de pronto esas aburridas enseñanzas terminan siendo clarividentes.

Cuando inicio un proyecto no lo hago por los demás. Lo hago porque creo que me va a hacer feliz a mí. En el amor está la clave para entender todas las cosas. Todos buscamos lo mismo. Pero no todos encontramos la felicidad de las mismas formas. Amando y sirviendo sin esperar nada a cambio inviertes en uno de los mejores negocios, porque se obtiene muchísima felicidad. Recibir también suma, y si eres agradecido, se multiplica.
Desde hace siete años estoy visitando un orfanato los lunes que el trabajo me permite para jugar con niños y recargar mis baterías para toda la semana. Cuando te ven y corren para abrazarte gritando tu nombre “Árbel, Árbel” (la trabajadora social me llama Albert) se para el mundo y lo demás no importa. El rastrillo de Nuevo Futuro en Perú liderado por mi amiga Cristina recauda los fondos para financiar el 70% de los gastos comunes de cuatro centros para niños sin hogar. Yo voy al de Villa el Salvador.
No estoy muy cómodo diciendo lo que hago o dejo de hacer en este aspecto porque es bastante personal. Pero si me animo, es porque tal vez pueda motivar a otras personas que les gustaría hacer algo distinto para buscar su propia felicidad y eso me hace mucha ilusión. Formar parte del cuerpo de Voluntarios X Madrid del Ayuntamiento y donar sangre son algunas ideas.
Desde hace unos años eres el enlace entre la Sociedad Geográfica Española y la de Perú, ¿Cómo surgió esta colaboración y en que consiste tu labor?
Llevo quince años siendo miembro de la SGE y siempre me he sentido muy identificado con estas siglas. Entre estas cuatro paredes he conocido a varios amigos que admiro muchísimo con los que comparto inquietudes y aficiones. El año pasado me nombraron embajador de la Sociedad Geográfica Española en Perú articulado en un convenio de hermanamiento con la Sociedad Geográfica de Lima. Un reconocimiento que me enorgullece y me da alas para poder trabajar en la difusión del conocimiento, tendiendo puentes a uno y otro lado del Atlántico y estrechando lazos entre instituciones de países hermanos.

El mes pasado participé en el proyecto Machaypampa para la exploración de la cueva Intimachay en la selva alta peruana de Leymebamba. Estuvimos topografiando las grutas para concluir que es la tercera cueva más profunda y séptima con mayor desarrollo del Perú. Esta expedición reunió a varios espeleólogos de reconocido prestigio liderados por el Padre Agustín Rodríguez, sacerdote de la parroquia de la Cañada Real. Además, vinieron varios arqueólogos y antropólogos que pudieron identificar varios enterramientos de infantes y restos de cerámicas de la cultura chachapoyas.
Hace unos meses acompañé a mi amigo Santiago del Valle, también conocido como el Indiana Jones español, a pisar sobre el terreno de Hatun Vilcabamba, la última capital sagrada de los Inkas y para muchos uno de los grandes misterios de la arqueología mundial. Es la ciudad perdida que buscaba Hiram Bingham cuando encontró Machu Picchu. Desde allí fueron cuatro inkas los que gobernaron los retales del Tahuantinsuyo tras la llegada de los españoles. Pues Santiago la ha encontrado siguiendo las pistas de las crónicas de la época de la conquista. Fue un honor y una experiencia muy reveladora haber podido acompañarle en su decimoséptima expedición para ver desde la barrera cómo reescribe la Historia del Perú.

En estos momentos estamos preparando un cinefórum para proyectar la película alemana “Midiendo el mundo” para conmemorar el 250 Aniversario del nacimiento de Alex Von Humboldt que tanta influencia tuvo en Perú. También estamos coordinando en colaboración con el Ministerio de Cultura, la proyección de un ciclo de cinco documentales sobre el Perú realizado por miembros de la SGE. Además, servimos de campamento base y de apoyo institucional a todos los socios y exploradores de la Sociedad que están apuntando por estas latitudes. Y no son pocos.
El deporte siempre ha estado muy presente en tu vida, y el rugby en particular, cuéntanos, ¿Qué te ha aportado y en qué consiste el proyecto “Inkas Rugby”?
Me encantan los deportes, especialmente los de equipo. Los he jugado todos, pero cuando conocí el rugby en el colegio casi por casualidad, supe que había sido un amor a primera vista. Durante más de media vida me he golpeado mucho jugando a este noble juego, pero si me dejaran retroceder y volver a mi primer entrenamiento, te aseguro que escogería volver a pasar por cada una de las lesiones que he tenido con tal de revivir todas las tantísimas alegrías, enseñanzas y amistades que me ha regalado el rugby.

Jugando con mi equipo peruano Old Markhamians, me llevé un golpe que me asustó mucho. Me diagnosticaron tres hernias discales en el cuello y me prohibieron terminantemente volver a jugar. Durante un tiempo pensé en colgar las botas definitivamente, pero dicen que no existe el ex jugador de rugby. Decidí entrenar un equipo para devolverle al rugby todo lo que me había dado a mí. Empecé tocando las puertas de colegios, pero pronto vi un enlace a la Fundación Espartanos de Argentina y al equipo de Alcatraces en Venezuela que estaban cosechando unos éxitos increíbles y que resultaron tremendamente inspiradores.

Después de mucho esfuerzo y bastante suerte nació el Proyecto Inkas Rugby cuyo principal objetivo es la reinserción de los adolescentes que se encuentran internados en un reformatorio a través del rugby y de inculcarles valores como el respeto, autocontrol, disciplina, humildad, trabajo en equipo o compañerismo.
Para asegurarnos de que vamos por el buen camino, hemos firmado un Convenio de apadrinamiento entre la Federación Peruana de Rugby, institución de la que dependemos, y la Fundación Espartanos quienes llevan diez años enseñando rugby a presos en cincuenta cárceles de Argentina con unas estadísticas abrumadoras.

“Después de mucho esfuerzo y bastante suerte nació el Proyecto Inkas Rugby cuyo principal objetivo es la reinserción de los adolescentes que se encuentran internados en un reformatorio a través del rugby y de inculcarles valores como el respeto, autocontrol, disciplina, humildad, trabajo en equipo o compañerismo”
El 65% de los presos que recuperan la libertad vuelven a delinquir antes de un año mientras que tan solo un 5% de los reclusos que han participado en los talleres de rugby reinciden en la delincuencia. Estos son los números mágicos a los que apuntamos y para ello seguimos la hoja de ruta espartana.
El proyecto nace con vocación de replicarse en otros centros penitenciarios del Perú y para ello ya estamos en conversaciones con el Ministerio de Justicia. Estamos muy felices con los resultados que estamos obteniendo al ver una evolución en el comportamiento de algunos chicos y del apoyo de organismos oficiales, empresas patrocinadoras y sobre todo de la involucración de un comprometido equipo de voluntarios.

Entre tus experiencias profesionales cuentas con varios emprendimientos, ¿Qué consejos le darías a los nuevos emprendedores?
Al proyecto que le puse más cariño fue el de Rutas y Retos, empresa con ánimo de lucro con algunos fines sociales. Proponíamos aventuras a lugares exóticos conduciendo vehículos de bajas prestaciones que quedaban en donación para una ONG en destino. Además, los equipos participantes debían recaudar en dinero o en especie ayuda humanitaria que debían dejar en el camino a ONGs o misiones. Así surgieron el Mongol Rally, Desafío Xplora o el Rally a Malí.
El problema fue que tuvimos mucho ánimo pero muy poco lucro y no conseguimos mantener a flote el proyecto cuando azotó la crisis en el 2010. Fue un error depender tanto de patrocinadores que no pudieron seguir apoyándonos en esas circunstancias.
Sin embargo, todos los objetivos sociales se cumplieron con creces e incluso nos concedieron algunos premios como referente de empresa social. La Asociación de Jóvenes Empresarios, Premio Expansión, o la Fundación Codespa entregado por SAR el Príncipe Felipe, cuando todavía era príncipe.

Aunque puntualmente haya emprendido sembrando algunas semillas, la verdad es que como empresario no se me ha dado bien porque no he conseguido consolidar ninguna empresa exitosa. Eso sí, me siento mucho más preparado porque he aprendido muchísimo en cada uno de los pasos del camino y seguramente no volvería a equivocarme en muchos errores cometidos.

Por eso no me veo como referente de ningún emprendedor. Más bien admirador de cada uno de ellos. ¿Un consejo? Creer en tu proyecto, creer en ti mismo, rodearte de buenos compañeros de viaje y no desfallecer ante las adversidades. Que el dinero no sea una excusa para flaquear. Hay muchos inversores deseando apostar por una buena idea, pero sobre todo en personas confiables con brillo en los ojos y pasión en lo que hace.
“Creer en tu proyecto, creer en ti mismo, rodearte de buenos compañeros de viaje y no desfallecer ante las adversidades. Que el dinero no sea una excusa para flaquear. Hay muchos inversores deseando apostar por una buena idea, pero sobre todo en personas confiables con brillo en los ojos y pasión en lo que hace”
¿Cuáles son tus próximos retos?
Desde Lima coordino la plataforma de compras de quinoa y grano andino para el grupo Ebrofoods. Estoy muy ilusionado con la idea de ampliar mis responsabilidades en la región andina trayendo a los supermercados peruanos nuestros arroces y pastas retail y por otro lado estableciendo y supervisando un canal de venta de nuestros productos industriales de harinas de arroz como ingredientes.